sábado, 25 de octubre de 2008

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Sábado por la mañana. Despierto de mis sueños, hayan sido éstos hermosos o miedosos. Miro el reloj, el maldito reloj de un tiempo inexistente. Son las 10:30 am...Y el miedo se apodera de mis pensamientos. Me siento muerta. No tengo planes. Prendo la luz, continúo leyendo mi libro. Minutos más tarde lo cierro porque me hace falta algo más. Al no pretender buscar ese algo más en estos espacios cerrados de ambiente hogareño insoportable, me qudo quieta, como buena muerta. Un mensaje de texto!. "Días Comcel, ultima oportunidad para cambiarte a pospago...". Lo quito de mi vista con repudio. Aún recuerdo lo ridicula que me sentí ayer. Como noble perro, cancelé uno que otro plan para cumplir la cita con mi "amiga"; esperaba su llamada a las 2:30 pm, eran las 4:00 pm, nunca iba a llamar. "Maldita", pensé. Hacia rato no se burlaban de mi tiempo y de mi persona. Cojí el microbus para mi casa en el más absoluto silencio y en el estado de asimilación de la vida más extraño y moribundo. Llegué a mi casa, me acosté a dormir, pues sentia mucho sueño, mezclado con dolor corporal,. Me dormí, fueron sueños inquietantes, como pesadillas suaves. Me desperté dos veces dentro del sueño. La segunda vez, pude haber jurado que me puse de pie, y me vine al pc a escuchar música. Pero no fue así..Me desperté y comprobé que aún seguia en la cama. Que extraño. Me levanté un tanto enloquecida. Una parte de mi se reía de mi. Me decia: "jaja te dejaron plantada, que paila marica, ¿cómo puede ser la gente asi de grocera?, jajajaj.". Nadie interesante estaba Online. Las 6:00 pm, una sublime brisa de tedio viernesino se apoderó de mi cuerpo. Al menos hablé mucho con mi mejor amigo, y como es costumbre, reimos y lloriqueamos. Salí a caminar, a ver la superflua vida nocturna de la zona rosa. Me sentia como un can en medio de humanos. No comprendía sus miradas, ni sus zapatos. ¿Yo era la intrusa o ellos eran los intrusos?. Di muchas vueltas, pensaba en lo feo que se sentía saber que eso que tanto quieres, nunca llegaría. El viento no me castigó con frío, hasta él se dió cuenta de mi crisis. Yo caminaba con pasos locos, con mi vida a mi espalda como quien carga un costal de papas, pero mi espíritu estaba ligero, porque la mitad de él se me salió del cuerpo. Los pasos alientan un poco, por lo menos te hacen sentir cansancio y tu mente también pasa a ocuparse de pensar en ello. Corté unos cuantos Dientes de León, me hice un ramo a mi, me los regalé; sonreí cinco segundos, y luego entré a mi casa, les tomé una foto que salió muy linda, y...¿ qué?; hasta hoy sábado, que a propósito ya son las 12:22 pm, no se qué diablos hacer, nadie me espera, nadie espera mis besos, con nadie haré el amor. ¿Dónde está Dios y quién o qué es?...¿Qué me quita las fuerzas?...Nunca seré igual...ya conté cuántos son los que ya no merecen mi tiempo, ni mi ternura...Ando cansada, triste. A veces alegre y absurda, y estoy sola, recordando mis derrotas, lo que nunca he podido tener, los viajes, las cosas materiales que no me han hecho feliz. El sol, la lluvia, mi abrigo verde, buen amigo él. Recordando todas las chucherías que he comido sin querer. Recordando mi soledad permanente. Recordando declaraciones de amor de quienes no me gustan. Recordando que quisiera acostarme y soñar una vez más con su mirada. Recordando en estos momentos en qué momento de mi vida se instaló tan indeseable huesped manipulador.