Haciendo un paneo mouseanico por mi blog, sin detenerme en la lectura, sólo en frases al azar, me vino la idea de hacer algunos cambios radicales.
Hay un problema que considero algo incómodo: El no saber si lo que amé existió o no. El haberle escrito versos a las pasiones. El hacerse una pregunta eterna: ¿por qué todo se acabó de esa forma?, ¿se acabó, o se apagó tan solo una banal llama?. Ustedes dirán que es completamente válido y hermoso hacerle versos a las ilusiones, pero es que mi historia era algo más que una ilusión. Había construido un mundo, unas ideas o al menos las había fortalecido. Había firmado una cláusula donde acepté que mis pies eran propiedad del cielo...del cielo dentro de la Tierra.
Es incómodo porque era mi realidad. Sí...mis sueños habían salido del cascarón bruscamente. Mi realidad no era tomarme el jugo de naranja por la mañana, ni coger el Germania para ir a la universidad; mi realidad era caminar y descubrir el mundo en sus partes más débiles siempre a su lado.
Esta reforma es lógica porque mezclé dos clases de amor tan grandes que su fusión era imposible debido a su total independencia. Nunca pensé en lo que podría pasar o quizá lo que estaba pasando...No le puse cinturón de seguridad a mi corazón. Por ello, no se podrán seguir escribiendo ilusiones sin argumentos (esperanzas).
El concejo de redacción conformado por la razón lo replantea y lo que me tiene contenta es que el jefe del Blog (corazón) lo aprobó, está de acuerdo. Se iniciará entonces el debido proceso de edición y selección de una nueva ola de escritos. Bienvenidos sean.