domingo, 23 de diciembre de 2012

A veces muero a medias

"....yo tampoco duermo y cuando uno no duerme, tampoco vive. Tengo la impresión de que no voy a vivir mientras existas, de que no viviré mientras vivas" Matador, Pedro Almodovar

No se puede disfrutar de la muerte muerto, en cambio los que matan si pueden disfrutar matando, porque viven la muerte de los otros. Pero con el sueño la cosa se adhiere a la muerte como tal, como si mataramos a nuestro otro yo, ya que estamos en un estado que nos permite observar y sentir esa idea...Allí la muerte se recrea sin el estorbo de la consciencia.

Sería posible amar la muerte de quien amara en vida? y, Por qué habría de confiar en que el otro disfrutará de mi muerte si el también muere? Pero puede ser en cambio, que el amante que dice que daria la vida por su amor solo esté esperando a que sea el otro quién asuma ese papel, pero que en vez de muerto, represente una muerte y que ésta sirva para engrandecer su ego.

Al amor lo pudren las palabras y el robo de grandes y esquivos conceptos. Romeo y Julieta, son una silueta generosa, porque adornaron gratuitamente un espacio arquitectónico,  tocando fibras poéticas en la sociedad y fuera de eso, ocuparon cerebros pos modernos que no hacen sino repetir e idealizar sin caminar para comprobar, sin cargar con pestes letales ni prohibiciones.

Es por eso que es más fácil amar la muerte en sueños porque con la compañía de la vida vamos dudando de ella y conociendola a medias desde el cerrojo de nuestro sistema nervioso central y con los oidos de la inmaduréz. En el momento de despertar, no siento un nacimiento, podría decirse al contrario, que es el momento en el que la muerte se comunica a gritos porque mis ojos, abiertos con torpeza, comienzan a extrañar ago que se perdió en los sueños. Siento que es su confesión; me dice que siempre será un placer haberme conocido.