lunes, 29 de julio de 2013

El comienzo de todos mis fantasmas

 (Escrito-en-enero-de-2013 y terminado hace un par de semanas....Más que dedicartelo a ti, se lo dedico a la idea de ti ....)

Cuando un sofá está sucio se le quitan las cubiertas para lavarlas. No me gusta hacerlo porque  cuando están recién lavadas se estrechan, y luego,  una vez puestas de vuelta en el cojín estos quedan deformes.   Para qué volverse a sentar en un sofá que tardará mucho tiempo en amoldarse al cuerpo de uno? Es por eso que en este sofá algunas frases flojas seguirán manchando las fibras, y qué decir de los sustentos de esas palabras, que trasnochados y con colores deteriorados permiten que me quede sentada disfrutando de un hueco que calcó la forma de mi cuerpo en diferentes posiciones. Así que hablaré de lo que más me gusta pensar...

Quiero hablar de las sonrisas.  Una sonrisa es una cosa, y recordar esa sonrisa es otra. Cuando recuerdo una en una noche maldita y llena de ácaros, la recuerdo con una pasión violenta y cansada, causa que lleva a que al otro día me despierte recordandola en su estado natural, es decir, una sonrisa encantadora, pero incapáz de producir algo en mi. Es ahí donde no comprendo lo que significa una sonrisa.

Sería prudente explicar lo que representan cuando mis ojos las recorren abusivamente.  La sonrisa es algo que se tiene que desprender de algun punto de la cara y cuando el ojo identifica eso, o el mal llamado alma ( porque solo se trata de la perfección y sensibilidad biológica) pasa a ser algo recordable porque descubro que el punto de partida de esa sonrisa está lejos de la boca.

En este caso particular, su sonrisa se desploma desde el centro de su frente y luego, rebota pesadamente en sus cejas.
Una vez allí, se parte en dos y se resbala por los los extremos de sus cejas y a la vez alertando a sus mejillas de que tienen que inflamarse para amortiguar la caída de esa expresión. Esa inflamación hace que sus ojos se hundan tan solo un poco y extrañamente hace que sus pestañas se vean más oscuras. Lo que produce ese recorrido es una ternura introvertida y sensual...


Todo se culmina cuando la boca recibe todo ese peso y es ahí donde decide si reir o sonreir. Cuando se rie nunca tengo tiempo para protegerme ni para estar tranquila porque se que tengo que responder de igual manera sin volverme torpe. Cuando sonríe, pasa que yo no sonrío y lo que queda de esa persona cuando se culmina la sonrisa es lo que me hace pensar con seriedad que el amor nace de ese teatro de las cosas insignificantes. Nace en cualquier momento. Es un parto silencioso y atrevido...Pero luego, cuando todos ríen y molestan, busco un rincón para sonreír sola recordando ese instante que tiene todo el poder para hacerme profundamente feliz o infeliz.

Hoy en día, su sonrisa no la recuerdo no porque no pueda sino porque la evito y en parte porque si antes la observaba, ahora solo la miro, como quien mira a un pájaro pasar al frente de repente. Trato también de evitar la luz de las farolas de ese conjunto cerrado en la madrugada y cómo impedían que descubriera el punto de partida de su sonrisa aun yo sabiendo que no estaba sonriendo sino posiblemente evitando recordar la sonrisa de esa otra persona.

Sí, entre hedor a cigarrillo y latas llenas y vacías de cerveza pude perseguir ese punto de partida, así al otro día el sol me recordara lo retorcido que estaba mi estómago y el panorama turbio de mi futuro...

Hoy en día, entre esas mismas latas llenas y vacías de cerveza lo que puedo ver con claridad es el punto de partida de la disancia que hay de su corazón al mio; imaginen una carretera desolada e infinita de Estados Unidos....


Para mi, querer significa seguir corriendo a pesar de que la munición en el pecho me esté haciendo perder mucha sangre..Tal vez porque no sobrevaloro la sangre sino hasta después, cuando la consciencia logra penetrar.