Nunca vi el rio. Lo busqué pero encontré una especie de montaña plana de piedras con árboles que rodeaban un rio ancho, pando y casi seco. Pero no se parecía al rio que ella miraba mientras tocaba la guitarra bajo el sol de Córdoba que hacia caer chispitas de luz...Observé esa tarde de 2015 una montaña, un baño abandonado, un caballo marrón comiendo pasto, la gente guardada en sus casas y el estómago rugiéndome porque no había un restaurante abierto para comer. Encontré a una europeizada Córdoba en hora de siesta...Entonces sentí pena por mi, porque en realidad no estaba buscando el rio, sino a ella, tal cual como se veía en la foto tomada con su celular medio dañado que hacía ver como si cayeran chispitas de luz por el sol... Fue ahí cuando empecé a coleccionar postales de lo que no estaba buscando, de la vida que decidí vivir y que me enseñó a amar con enfermedad por sobre todas las cosas...
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