martes, 8 de febrero de 2011

Ráfaga


La W, la puerta cerrándose, el sol dejando huellas desde atrás, sintiéndose en el frío, Melodía Estéreo, el tirutu tirutu del noticiero, esta silla incómoda, la nevera llena de comida, ese recuerdo de hace muchos meses, el celular con la pantalla vacía, el cliché del cuerpo pidiendo licor, mi guitarra sin el cable encima del amplificador, el video chistoso de la señora en el Cable de Medellín, una carcajada, un espejo, una espera, una maldita incertidumbre, las miles de preguntas, mis lágrimas que se rehúsan a salir porque me daría vergüenza, el recordar por qué iba a llorar, los anhelos, los anhelos de tener lo que aquel/ella imbécil sí tiene, el no valorar ni la respiración, el arrepentirse debajo de las cobijas, la manía de mirar el techo de madera a oscuras, la manía de  dormir pa soñar, el bus que no quiero cojer, el equilibrio que pierdo en ellos, los ojos bonitos de aquella, el cansancio de existir con todo y con nada en un rincón del alma, la niña de la casa, las almas sapiens sapiens flotando, mi cuerpo amañado con  la comodidad,   La Candelaria, el hostal cerca a La Salle el jugo de zanahoria con el libro de turno, la mozarella y pesto, el no querer quedarme en la calle 12 con 1°,  Cine Club El Muro a las 7 pm y yo con el corazón roto, el árbol desde el cuál me burlé de de esa belleza, el porro fumado dentro de una zanahoria, Fontibón y las 2 am,  el anciano coqueteandonos, la fortaleza que ni el Absoluto nos podía quitar,  más anhelos, más anhelos,  la paz de imaginarnos poder hacer algo, la camioneta de La Policía, tu bicicleta, nuestros puños y patadas en El Virrey a las 6 am, Pablo VI, Chicó, Mármara y los cocteles que hacían imaginarme cómo sería si x cosa sucediera, lo de siempre, cuando nos tiramos boca arriba para mirar las estrellas en la callesita esa de la Calle 59 con 13 al frente de Iguana Bar, cuando metimos la cabeza en ese parqueadero, la perseguidera por el corredor del D, los Kinder Sorpresa, las manos sudadas, los poemas tontos, La casa de los espíritus,  el pasado perfecto en el cuaderno verde de animalitos, ese día que se fue junto con tres horas y tu, Wok y luego Cienciología, las cervezas con Led Zeppelin, Los ancianos extranjeros en El viejo almacén,  el querer despedazar a alguien o a algo, la recaída hepática que no dejó huellas, los discos de acetato y la tornamesa en esa casa ostentosa del barrio San José de Bavaria,  tus llamadas cuatro veces al año,  Feelings de Morris Albert por coincidencia, la sensación de los días que se van y recordar, como si no hubiera un futuro al cual cuidar y del cual esperar algo mínimamente palpable...

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