La de atrás

En el Germania que tomé desde la calle 127, el puesto y la tarde parecían apacibles.  En un momento pensé que me daban miedo esos instantes porque temia que algo pasara. Pasó, pero no a mi ni a los mios. 

Esa muchacha que se sentó detrás mio  y a la que nunca le vi la cara, recibió una llamada al celular y se desplomó. "No...no..no papito, cómo así? ayy no...no..ayy mi amor....no...no."  colgó, y sus lágrimas se oian, pero luego pensé con torpeza que era la contracción normal de la materia nasal. Su respiración se agitaba como cuando los niños pequeños lloran con devoción.  Yo no quise voltear a mirar, pero era extraño, algo muy fuerte me lo impedía. Me imaginé la cara de su papá, de su novio, de su hermano, de su amigo, de quién quiera que fuese la persona con la que habló.

Me imaginé en medio de la tarde que se iba y que seguia siendo afable a menos para mi, que lo más probable esque haya sido una muerte, la muerte del papá de su novio, de la mamá de su hermano o medio hermano, de la amiga del amigo que ella conoció y que le cayó bien.  Traté de imaginar todo pero seguía disfrutando de mi tarde.  Unos carros pitaron  y simultáneamente  la muchacha soltó otro coctel de llanto. Me preguntaba qué mujer era, si la que se subió al bus un minuto luego de mi o si era otra que ya estaba detrás mio y de la que no me percaté.  Pensé en que si tuviera clenex le ofrecería uno, pero luego me dije que yo no era capáz de hacer eso, por verguenza de ver su cara y de enfrentarme a una situación que no me pertenecía.

¿Habría sido una muerte? Luego analicé que si se hubiera tratado de una perdída de empleo, una expulsión, un embargo de una casa o algo así, la reacción de la muchacha habría sido diferente, no habria tenido tal sosiego y sí habria tenido en cambio un tono despierto de curiosidad mezclada con rabia, alboroto y deseos de colaborar en algo que en vida podría tener solución por tratarse de algo tangible y conocido. La  muerte tambièn hace tocar los bordes de corazones extraños.