Las imágenes en pedacitos y adorables son ráfagas de cosas que están en tiempo real en frente de nosotros pero que se escapan casi que a la velocidad de la luz. Son adorables porque siendo tan ingenuas y cinematográficas, tienen las fuerzas para escaparse de las represiones tanto personales como sociales. Ellas huyen y pareciera que supieran que para que sobrevivamos tenemos que socializar. Nos hacen creer en ellas como tangibles y las cuidamos tanto que ya desaparecidas las conservamos en los sarcófagos de nustra alma.
Esas imágenes no constituyen un deseo como tal o un cuadro de imaginación, sino que son y se constituyen como una escena de nuestra interacción social real. Hoy en día, esas ideas como tal se rindieron ante nuestro dolor 'fantasma' o a nuestros caprichos, las dos cosas son válidas, porque los caprichos llevan al dolor. Hoy en día se desea tanto y se desprecia tanto, que la comunicación intrapersonal es un ejercicio que transpasó las barreras de lo tangible. Hoy estuve con ustedes, contigo y así fue. Cuando los vea actuaré como si ese momento se hubiera reralizado. No diré nada sobre la escena, sobre ese momento porque la idea es dejar que la mente se coma el cuento de que eso fue tan normal que por tal motivo ni lo mencionamos a otros como novedad.
Si sigue habiendo dolor es porque quizá sobrevaloramos la vida, (iba a escribir: "sobrevaloramos la vida más de lo debido". Habría sido una redundancia del tamaño de las cúpulas de San Basilio)
Esas imágenes no constituyen un deseo como tal o un cuadro de imaginación, sino que son y se constituyen como una escena de nuestra interacción social real. Hoy en día, esas ideas como tal se rindieron ante nuestro dolor 'fantasma' o a nuestros caprichos, las dos cosas son válidas, porque los caprichos llevan al dolor. Hoy en día se desea tanto y se desprecia tanto, que la comunicación intrapersonal es un ejercicio que transpasó las barreras de lo tangible. Hoy estuve con ustedes, contigo y así fue. Cuando los vea actuaré como si ese momento se hubiera reralizado. No diré nada sobre la escena, sobre ese momento porque la idea es dejar que la mente se coma el cuento de que eso fue tan normal que por tal motivo ni lo mencionamos a otros como novedad.
Si sigue habiendo dolor es porque quizá sobrevaloramos la vida, (iba a escribir: "sobrevaloramos la vida más de lo debido". Habría sido una redundancia del tamaño de las cúpulas de San Basilio)