lunes, 26 de marzo de 2012

Ese siglo..


Leo el clásico Drácula...En uno de los diarios de la amiga de la prometida de Jonathan, cuenta con alteración, confusión, compasión y extrañamente alegría,  que uno de los tres pretendientes le contestó ante la negativa de ella para contraer matrimonio con el:  "Oh! es usted sinera y leal. Es mejor llegar tarde para conseguir su corazón, que llegar a tiempo de ganar el de cualquier otra chica".  

Luego de pasmarme con esta y otras frases de clásicos de la literatura de ese período, imagino en aquellas tormentosas épocas, cómo los hombres y las mujeres preparaban el espacio en el cuál se evocarían frases que bien podrían matar moralmente o hacer caminar en nubes.  Los hombres, tenían la peor parte poque tenian que poner la cara,  proyectar una imágen impecable con los padres de la niña, abrir de par en par su atrofiado y masculino corazón y dejar salir versos hermosos y las acciones más dicientes, porque de esa mujer dependía sencillamente toda su felicidad.... Habían amigos, licor y póker, pero no había fútbol, X box, piques, motos, televisión. centros comerciales, drogas, punk, rap, ni había holgazanería ni cosas que podían esperar. La gente clavaba un puñal en su pecho y se jugaba la vida como jugaban en el póker su corazón por un mujer.  

Las mujeres, apretadas por los vestidos y botas de cuero se miraban en el tocador y se ruborizaban sin entender cuál era la decisión de su corazón y cuál era la decisión de una mujer digna.  Se peinaban, duraban otros veinte minutos en quitarse la ropa y se iban a la cama sonriendo, y a la vez lamentando la última imágen del muchacho que se apartó de sus vidas con el sombrero otra vez puesto, la cabeza agachada y empuñando las entrañas para no derramar ninguna lágrima ante el objeto de su adoración... Al otro día con la quijada elevada a cierta distancia para sobresalir femeninamente y orgullosas, sonreían fuerte y fugázmete a los muchachos, que quién sabe si al otro día amanecerían muertos por ellas....Solo podian imponer al mundo que en su condición de mujer era necesario ignorar los corazones rotos y seguir adelante para satisfacer la promesa de la proliferación de apellidos o uniones dignas....

Todo siempre digno...Promesas, estabilidades, momentos tranquilos ante un tocador, cenas, y tardes naranjas de tenis o crocket o simplemente tardes de costura y pensamientos que se condensan en las ventanas, mientras que recuerdan que muchos las amaron y que ellas no pudieron escuchar más de determinados minutos a esas lujuriosas almas masculinas.

domingo, 25 de marzo de 2012

Otra vez la hipocondría

Soy hipocondriaca o al menos estoy a punto de reafirmarlo.  Tengo dolores en los ovarios, en el hígado, entre otras partes,  pero no son dolores constantes ni  se representan en mi piel o en mis ojos o en mi materia fecal. Puede que no sea hipocondriaca y que por el contrario esté siendo víctima de una enfermedad sigilosa, y prudente, y más grave aún, que la ñapa sea incertarme la hipocondria, como salida fácil y consuelo ante la llegada de ese Samael biológico.

Voy al médico y luego me entregan los resultados y resulta que casi todo está en perfecto estado.  Aquellos pensamientos que en ocasiones llegaban a transformarse en un convicciones sobre un cáncer, una falla en el cólon, un tumor, cálculos etc...se derrumban gracias a esa corriente positivsta.  Pero entonces, aparte de sentir un alivio temporal, empiezo a pensar en los efectos psicosomáticos.   Yo le tengo miedo y admiración a las mentes, por esa misma razón temo empezar a pensar en el cáncer como pensar en almorzar porque entonces mi mente empezará a comerse el cuento de que hay un cáncer ahí metido, y que la cuestión se haga realidad.

Aglomerando esas conclusiones típicas de una mujer atemorizada, melancólica pero inevitablemente feliz como yo, se sitúa en mi modo de vivir, la idea de la muerte, hasta en los días de cerveza y sol más bonitos.  A veces pienso en que la vida me ha tratado de dar demasiado y que yo, con mi torpeza y mi pereza para sobrellevar los premios y los trampolines, caigo sentada y el miedo se apodera de todo... Me siento enferma y débil y sobretodo avergonzada, ya que no estoy enferma según los que se mataron seis años en una carrera que no da tiempo pra la vida social ni familiar... 

Gracias a una alcancía de barro que compré, pude ahorrar y comprarme una bicicleta y así sentir que mis piernas se pueden accionar (porque no soy buena para bailar ni para caminar).  Es rico cómo libero endorfinas en compensación a una vida sexual que está pasando por momentos críticos.  Me pongo los audífonos y empiezo a pensar pendejadas, y la vez, con una excelente coordinación de sentidos (en compensación a la precariedad con la que manejo mi vida profesional) respeto las señales de tránsito para no morir tan joven.  Puede que yo no capte un "te quiero como amiga" pero si capto el significado de los colores de los semáforos.  Soy hipocondriaca pero no tengo esas prevenciones insoportables de las mamás, que asumen que todo es peligroso y malo, pero tampoco me las doy de hippy y de punkera mala. De punkera solo tengo la cresta y nisiquiera, porque me estoy dejando crecer el pelo de nuevo. 

Les iré contando cómo transcurre mi hipocondría. Por ahora, una bicicleta está dandole sentido a mi cuerpo... y se ha vuelto una amiga, algo que jamás imaginé, ya que las bicicletas siempre me reflejaban los domingos jartos de ciclovia y la gente ñera que pealea en gallada con las bmx.  Es blanca y le he comprado luces y un candado para que los triplemalparidos choros al menos les tome un poco más de tiempo robársela.


domingo, 11 de marzo de 2012

Leer en inglés

Quiero comentar lo que sucede cuando leo un libro en inglés (ya que es la única lengua extranjera que se).  Sucede que uno (o yo para no hablar por los demás), leo el inglés como tal.  De repente la concentración no se enfoca en la trama del libro, sino en el idioma como tal. El cerebro empieza a leer la trama del lenguaje y cuando caigo en cuenta, releo de nuevo el párrafo en español.  Es como si nuestro idioma natal es el que se encargara de entender el sentido de algo antes que el otro idioma así seamos bilingues. 

Pero siendo eso así, es angustiante ya que al notar que eso sucede, continuo leyendo y diciendme a mi misma que esta vez tengo que poder leer la trama y captarla mecanicamente como si fuera en español.  De tanto repetirlo en la cabeza, sucede que el inglés y el español se revuelven y el resultado es el desentendimiento total hacia la historia y hacia el lenguaje. 

La vaga conclusión esque para entender la trama, funciona coger el libro y leer a las carreras. Cuando leo rápido mucha veces me sucede que el cerebro lo que hace es aglomerar la mayor cantidad de palabras posibles en el menor tiempo posible y la compensión es casi que automática. Es como si el segundo  idioma necesitara tener una perspectiva de mucha distancia para poder ocupar el lugar de mi lengua natal.

Es como un impresionismo linguistico.