Eso ha sucedido muchas veces. Quiero agarrar con las manos imágenes de espacios para que se queden justo como los percibo durante contados segundos. El pasado, el presente, y el futuro parecido al pasado. Todo eso con solo observar desde la reconstrucción de la memoria.
La arquitectura cuando pasa de los planos a la edificación, requiere de una segunda construcción: la edificación de la experiencia. Recorro el pasillo angosto del D, ese frío, esa oscuridad, esos cuerpos que se ven al otro extremo, cuyos ademanes denotan gritos. Los pupitres viejos que me remiten mayoritariamente a cuando no estaba sentada en ellos, ni dentro de los salones. Los pupitres tienen valor porque me escondí un par de veces en los baños para imaginarme a mi amigo entregándole el chocolate a la profesora de inglés. Los latidos de mi corazón construyeron el pasillo.
¿Cuándo una edificación se empieza a derrumbar?. Cuando la memoria pierde orientación en las calles y cuando nos olvidamos de la dirección así esa edificación físicamente ya no exista. Si la calle es modificada y si se borran de la memoria los números, estamos derrumbando anticipadamente la construcción total o sea, la experiencia. Por ejemplo, la Granja San José, un supermercado de frutas y verduras que había en el Chicó está deteriorado más no derrumbado. No existe desde hace muchos años, pero la recurrencia a la calle 90 o 92 arriba de la 11 donde se supone existió es lo que mantiene su edificación erigida.
Una vez me imaginé en 1993, de ahí habilité posibilidades. El ascensor y todo alrededor era blanco y luminoso contrastado con la puerta que era un vidrio oscuro con manijas rectangulares y grandes y había una lámpara de caperuza y cuerpo de porcelana en forma de concha de mar, recepciones que parecieran ser un salón de juegos o de reuniones para adultos. Tiempo después mientras estaba en el carro pasé por el lado de un edificio cuya recepción era tal como la imaginé. Sin duda lo físico y la experiencia se manifestaron, una atracción.
Lo que continúa, lo que está ya ajeno a nuestra vista es una reproducción cultral. Tapetes o baldosas de mármol. "Allí sería una ejecutiva. En esta otra seria una curadora de arte y mi apartamento seria oscuro y serviría whiskey de una licorera rococó extravagante y la alfombra sería gruesa y blanca. Tendría varios familiares llamados Fernando, Ángela, María".
Luego reacciono abruptamente y lo segundo que diviso es una gasolinera Esso y mi mamá diciendo "hay que comprar el pan y la leche, paremos en Olímpica". Se piensa que se agarra algo con las manos, porque quizá así es, solo que no se está acostumbrado a vivir la arquitectura como algo intermitente y relativo a nuestra experiencia.
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