En el 'culo' del mundo, también hay de esas palomas que vemos hasta en la sopa; las grises con blanco que muchos dicen que son ratas voladoras. Hay conjuntos cerrados pero no hay porterías sino arcos como arcos del triunfo miniatura para entrar a cada bloque, y kioskos muy pequeños, algunos ubicados subterráneamente, pero se entra y los pasillos son laberintos redondeados muy angostos que se asemejan a estructuras de barcos. Al final sólo se trata de una vitrina donde venden zapatos para niños.
En otros kioskos de comida muy angostos se compran cervezas de litro y luego se camina por las calles mientras se bebe porque no es ilegal. Corrí con la suerte de que la policía no me sobornara por alguna razón o que los borrachos me insultaran, porque tampoco necesité de la noche para disfrutar de la calle.
Hay muchas vayas grandes de publicidad de automóviles lujosos y así mismo los hay en las calles y uno que otro Lada desgastado y casi que única evidencia física de cuando 'todo era para todos',. Hay unas motos que son anchas y tienen radio y mp3 y cuando pasan al lado de uno se escucha muy duro la música. Allí no huele feo porque nadie arroja basura al piso y en medio del afán para ir al trabajo en el metro, la gente toca a los bustos de bronce de perros y las gallinas para pedir un deseo.
Las mujeres caminan elegantes y a pesar que son altas, usan tacones número 8. Tienen la piel bonita y son delgadas porque allá comen mucha verdura. La gente admira la vida militar y casi nadie mira ni pierde más de cinco segundos de su existencia en escanear el físico y las acciones de los demás. Qué importa si el 80% del mundo hable inglés?...a ellos no les interesa a pesar de ser el país más grande del mundo.
Allá el cielo pareciera más grande y las nubes se parten en miles de pedazos. Allá cada bolsa de mercado vale 1 rubro y no te la regalan porque les hagas cara chévere. Allá pareciera que te estuvieran diciendo 'estúpido' cuando en realidad te están diciendo '¿ya me entiende?'.
Hotel Crowne Plaza, Moscú... Es un estilo semipiramidal.. Una recepción con árboles en la mitad, una sala de estar, un piano, un bar y una tienda de suvenires. Me gustaba más como lucía en horas de la madrugada; más grande, solo y resaltando la seriedad de la capital, la frialdad y la indiferencia. Ni la recepcionista ni el botones ni los demás tenían idea sobre el tour español de ................., ni tampoco se mostraron impacientes por ayudarnos a salir de la duda.
Al otro día vi tantos kiwis en el comedor de desayuno como arroz hay siempre en mi casa. Nunca pregunté en qué región se cultivaba o de dónde lo traían, lo cierto es que el desayuno constaba de kiwi, manzana, pera, cereal sin azúcar (nada de chococrispis ni Zucaritas) jamón, queso, café, y muchos meseros que devotamente y sin mirar demasiado a los ojos, cumplían con su labor.
En las noches me gustaba recorrer el pasillo que conducía a las oficinas, es decir saliendo del hotel en el mismo edificio...Una vez atravesaba la piscina en forma de cascada y climatizada, mientras que el edificio enmudecía como con vida propia. Todo se tornaba más oscuro y solo. Después de esos pasos, un restaurante chino florecía. Afuera los leones típicos de la cultura china resguardaban el lugar. Adentro, luces rojas. El vigilante de la entrada, parecía un muñeco de cera. Ante mi curiosidad no expresó nada, seguía de pie, con mirada serena.
Hotel Crowne Plaza, Moscú... Es un estilo semipiramidal.. Una recepción con árboles en la mitad, una sala de estar, un piano, un bar y una tienda de suvenires. Me gustaba más como lucía en horas de la madrugada; más grande, solo y resaltando la seriedad de la capital, la frialdad y la indiferencia. Ni la recepcionista ni el botones ni los demás tenían idea sobre el tour español de ................., ni tampoco se mostraron impacientes por ayudarnos a salir de la duda.
Al otro día vi tantos kiwis en el comedor de desayuno como arroz hay siempre en mi casa. Nunca pregunté en qué región se cultivaba o de dónde lo traían, lo cierto es que el desayuno constaba de kiwi, manzana, pera, cereal sin azúcar (nada de chococrispis ni Zucaritas) jamón, queso, café, y muchos meseros que devotamente y sin mirar demasiado a los ojos, cumplían con su labor.
En las noches me gustaba recorrer el pasillo que conducía a las oficinas, es decir saliendo del hotel en el mismo edificio...Una vez atravesaba la piscina en forma de cascada y climatizada, mientras que el edificio enmudecía como con vida propia. Todo se tornaba más oscuro y solo. Después de esos pasos, un restaurante chino florecía. Afuera los leones típicos de la cultura china resguardaban el lugar. Adentro, luces rojas. El vigilante de la entrada, parecía un muñeco de cera. Ante mi curiosidad no expresó nada, seguía de pie, con mirada serena.
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