Cuando era niña ya era grande... Ese día en esa discoteca de la 'zona rosa' melgareña se divisaba el ángulo inclinado de aquel edificio inmortal quelguna vez lo toqué para no caerme por estar mojada...Recordé las escaleras blancas y esos ventanales rectangulares con esquinas redondeadas. Una pierna mía llevando uno de los flotadores que no cabían en mis manos, sintiendo las baldosas cálidas, lejos de Bogotá y del infierno de mi colegio. Los sonidos...sólo puedo recordar las chancletas golpear el piso de afán para llegar cuanto antes a nuestro templo sagrado (la piscina).
Habían muchos vasos de plástico de esos color blanco con el logo de 'Cafam' estampado. Yo recogía agua de la piscina con uno de esos. Llos colores y detalles sobresalientes de mis flotadores certificaban que se trataban de naves, de artefactos para vivir una vida que sólo le puede pertenecer a un niño.
La piscina entre más honda, más la deseaba, porque otro logo de Cafam en el fondo parecía infinito, me daba terror pero a mi me gustaba ver mis pies dentro del agua colgando de mis naves que no me permitian hundirme a pesar de que sintiera la horrorosa sensación de morir porque en el fondo no confiaba en ellas, ni en los rescates de los grandes.
Los rayos del sol sobre mi piel y sobre los objetos daban un reflejo en falso de lo que ocurría: me parecía que había más gente de la que veia, más luces y espacios de los que había. Cuando se es mayor, todo parece tan pequeño.. Yo pensaba que esa ciudad de niños quedaba dentro del hotel y que el camino delos mitos y leyendas estaba incrustrado en un espacio que comunicaba a la piscina del hotel...Cuando eres mayor ves todo en el órden que es...
En varias ocasiones habremos ido a la plaza del pueblo a tomar avena helada y también me sucedía que esa horrible plaza no era horrible sino amena. El puesto de las avenas era único o al menos yo pensaba que en ningún otro local vendian avena y ésta me quitaba la sed que no me podria quitar hoy en día. Actualmente venden en todo lado y creo que desde hace muchos años no la volvi a tomar...Ya no recuerdo cuál local era...
Cuando uno es mayor no se tienen exclusividades. Patéticamente, nos conformamos con entregarle los pensamientos y tiempo a quiénes quieres enamorar, ya no das paseos para agrandar las nimiedades porque las pisoteas con desprecio sin darte cuenta que el amor de pareja es la nimiedad más peligrosa de todas.
Quién le devuelve a uno todos esos momentos? la memoria es insuficiente..Hasta acudir a esos lugares lo es...Creo que torpemente lloré en esa discoteca...El edificio blanco postrado estaba oscuro... Hoy lo sigo mirando, en estado de embriaguéz...Nunca estaré ahi como antes.
En varias ocasiones habremos ido a la plaza del pueblo a tomar avena helada y también me sucedía que esa horrible plaza no era horrible sino amena. El puesto de las avenas era único o al menos yo pensaba que en ningún otro local vendian avena y ésta me quitaba la sed que no me podria quitar hoy en día. Actualmente venden en todo lado y creo que desde hace muchos años no la volvi a tomar...Ya no recuerdo cuál local era...
Cuando uno es mayor no se tienen exclusividades. Patéticamente, nos conformamos con entregarle los pensamientos y tiempo a quiénes quieres enamorar, ya no das paseos para agrandar las nimiedades porque las pisoteas con desprecio sin darte cuenta que el amor de pareja es la nimiedad más peligrosa de todas.
Quién le devuelve a uno todos esos momentos? la memoria es insuficiente..Hasta acudir a esos lugares lo es...Creo que torpemente lloré en esa discoteca...El edificio blanco postrado estaba oscuro... Hoy lo sigo mirando, en estado de embriaguéz...Nunca estaré ahi como antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario