Mis uñas son la muletilla…de mis expectativas ante el instante….Las miro, alzo la cabeza rápido, me dejo de tonterías, y me siento más lista para escribir que nunca…Miro el color blanco de la página de ‘Word’ y me doy cuenta que mis confusos y fantasiosos sentimientos no se les da la gana de transformarse en palabras para plasmarse ellos mismos…Entonces pienso en mi miedo, en mi valentía, en mis frustraciones, en mi tranquilidad y luego les hallo la razón. A veces, aunque quisiera no puedo escribir elogios a mis sentimientos. Ahora, siento el trasero pesado de todas las chucherías que he comido, siento las gomas de sandía penetrar por cada célula de mi cuerpo, la arepa reciente que digerí sin querer, y los clamores del agua caliente que pareciera que me estuvieran diciendo: ‘¿por qué me bebiste si ibas a volver a comer como cerda enseguida?’. Cojo el control remoto, cambio el canal para ver si ya empezó una de mis películas favoritas que me he visto ya tres veces, y atiendo que aún no se ha acabado ‘Emmanuel’, seriado erótico, de un tinte paupérrimo, fantasioso y ridículo. Cambio de nuevo, no hay sea que venga mi hermano y piense que soy adicta a la pornografía, ya que anteayer me pilló viendo por ‘youtube’ una escena de ‘The L word’ en donde dos viejas tiraban. Me sentí mal, porque eran feas, y tirando se veían patéticas. He empezado a mirarme las uñas…no va a funcionar. Pienso que debería ir a la puerta de la terraza y mirar el cielo. Pero desde aquí alcanzo a ver que la nauseabunda polución de la capital está acaparando la vista del universo. Me quedo aquí sentada, sintiéndome como un perrito sin su hueso…
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